CURRICULO

jueves, 8 de diciembre de 2016

Proyectar la Vida



Unidad didáctica sobre “Proyectos de Vida” a partir de la película “El hombre más enfadado de Brooklyn”.
PRESENTACIÓN:
A nadie se nos escapa, a estas alturas, el nuevo escenario que se nos presenta a la luz del nuevo Decreto regulador de los centros de carácter social para la atención a las personas mayores en Castilla y León (Decreto 2/2016, de 4 de febrero, de autorización y funcionamiento de los centros de carácter social para la atención a las personas mayores en Castilla y León).

El primer pilar del nuevo modelo de atención es el instrumento que debe servir de base para la planificación vital centrada en la persona es el proyecto de vida. Hasta tal punto que “el personal de atención directa tiene como función principal la prestación de los apoyos a las personas usuarias de acuerdo con lo previsto en su proyecto de vida, así como canalizar las demandas de aquéllas que no puedan satisfacer” (art. 38).

Este Decreto entró en vigor a los seis meses de su publicación en el Boletín Oficial de Castilla y León, esto es, entró en vigor el 5 de Agosto de 2016. Y en la disposición adicional segunda establece que “en el plazo de un año desde la entrada en vigor de la presente norma, por la consejería competente en materia de servicios sociales se aprobará la orden que determine el contenido y la estructura del proyecto de vida de los usuarios”. Es decir, tendríamos hasta el 5 de agosto de 2017 para perfilar un digno proyecto de vida. Nuevos reveses lo han dejado en tan solo una declaración de intenciones... pero deseo reconocer la benignidad de las mismas.

Que la administración asigne de oficio un profesional de referencia que ayude a elaborar dicho proyecto de vida no es incompatible con el hecho de que cada uno se anticipe a tener “atadas y bien atadas” las voluntades personales en torno a cómo envejecer, a cómo encarar la discapacidad, a cómo deseamos ser cuidados cuando la mente ya no sea lúcida o, incluso, ante el trámite de la muerte, esto es, cuando nuestro cuerpo (hardware) ya no sea un digno testimonio de la personalidad (software) que albergó y sea del todo imposible cualquier nueva actualización: o sea, cuando la muerte sea del todo irreversible.

PROYECTOS DE VIDA
No se puede improvisar un “proyecto de vida”: está en juego la felicidad individual.

El pasado 14 de Octubre participaba en la defensa de la tesis doctoral de mi compañero Xoán González a propósito de cómo ser dueño del propio destino correlaciona con la conquista de edades longevas.

En su tesis presentaba siete instrumentos o herramientas prácticas para elaborar historias de vida. Cuatro correspondientes a la propia historia de vida:
2.  Biograma
 y tres estrictamente referidos a

El resultado debería ser una especie de acuerdo vinculante, similar al de un acta notarial, que obligue por igual a quien suscribe dicho proyecto y a la institución que le acoge. Y dicho acuerdo debe tener todas las garantías de haber sido suscrito cuando las facultades mentales no hayan sido todavía afectadas por ningún tipo de enfermedad. Puede verse algún ejemplo pulsando aquí.

Los proyectos de vida deberían redactarse desde el momento en que se tiene ya uso de razón y debería estar sujeto a actualizaciones periódicas supervisadas por profesionales de las ciencias del trabajo/educación social o terapia ocupacional dado que –a mi juicio- son los perfiles profesionales más preparados para este trabajo práctico: hay que conocer la técnica de la entrevista para elaborar la historia de vida pero, además, hay que saber ejercer de asesor o couch para poder diseñar un proyecto... además de algo muy importante: hay que ser capaz de escuchar y de empatizar para ser muy respetuoso y sensible con los gustos y preferencias que se declaren.

“EL HOMBRE MÁS ENFADADO DE BROOKLYN”
Se trata de la última película del malogrado Robin Williams (1951-2014) en la que nuestro protagonista se dedica a tratar de enmendar, en 90 minutos, todos los errores de su vida pasada:
“La doctora Sharon Gill, que está haciendo una sustitución, le comunica a un paciente que le quedan sólo 90 minutos de vida. Cuando se da cuenta de su error, trata desesperadamente de localizar a ese hombre, que recorre frenéticamente la ciudad para tratar de corregir todos los errores que ha cometido en su vida”.

La pregunta que nos sugiere esta película es: “¿Qué harías si supieras que sólo te quedan 90 minutos de vida”:
OPCION A: “Correrías –como en la película- como un pollo sin cabeza tratando de enmendar todos tus errores”.
OPCION B: Harías como Domingo Savio cuando le preguntaron, mientras jugaba al billar, “¿qué haría si supieras que vas a morir”. Pues “seguiría jugando” –respondió él-.
OPCION C: Elabora tu propia opción
1.  Si supieras que vas a morir en 1 hora
2.  Si supieras que vas a morir en 1 día
3.  Si supieras que vas a morir en 1 semana
4.  Si supieras que vas a morir en 1 mes
5.  Si supieras que vas a morir en 1 año
6.  Si supieras que vas a morir en 10 años
7.  Pon tú la edad hasta la que te gustaría vivir…

MUCHO ÁNIMO EN ESTE TU NUEVO PROYECTO...

viernes, 26 de agosto de 2016

ESTIGMAS SOCIALES




He tenido la suerte de nacer en Europa, en Occidente. Y también me siento afortunada por haber crecido en una familia que me educó en el valor de las diferencias y en el respeto hacia las personas diferentes. El ejercicio de mi profesión me enseñó, más tarde, acerca del gran sufrimiento con el que algunas personas padecen el hecho de sentirse diferentes.

Resulta fácil denunciar lo vano y superficial de algunos intentos por acercarnos a la realidad de personas excluidas o en riesgo de exclusión porque se quedan en sólo eso: intentos, parches… desde la seguridad del pertrecho de una nómina, un hogar, una red de apoyo social… de quien los promueve, pero que no consiguen remover ninguna de las realidades que han originado esa exclusión.

Cuando esta incompetencia proviene de determinadas políticas sociales asentadas sobre la beneficencia o el voluntarismo que generan conformismo y pasividad en las personas o, en el extremo opuesto, en el falso empoderamiento de la ignorancia que lleva a concebir los servicios sociales como supermercados de autoabastecimiento de servicios a la carta, del consumo por el mero consumo de recursos tan escasos como arbitrarios…

Desde “Vaya Tela”, la asociación en la que colaboro desde hace años, trabajamos discretamente para corregir desigualdades estructurales. Pero no se da ningún primer paso si no existe la conciencia suficiente en torno al peso de determinados estigmas sociales. Por ello hemos propuesto un sencillo ejercicio que a buen seguro te ayudará a percibirte diferente y que tiene que ver con la máxima de “al que juzgue mi camino, le presto mis zapatos”.

viernes, 8 de enero de 2016

NUEVAS TEXTURAS Y SABORES





Las personas que vivieron la postguerra y, no en el peor de los casos, sus “cartillas de racionamiento” suelen ser personas muy agradecidas a la hora de disfrutar de los nuevos estímulos y experiencias que acompañan a los periodos de bonanza.

Si les preguntamos a muchas personas mayores por las claves para aceptar su pasado, vivir su presente y afrontar su futuro sin “agobios” suelen utilizar la palabra “conformarse”.

Particularmente, a mí no me gusta este término; por eso, solemos acabar consensuando que el concepto más adecuado es el de “serenarse”.

Los jóvenes, por inconformistas, solemos vivir las encrucijadas de manera poco serena… Y ello va en claro detrimento directo de la salud. Vivimos las elecciones como “renuncias” más que como “opciones”.



El pasado 29 de diciembre tuve ocasión de acompañar a un grupo de personas mayores de la Residencia “Cardenal Marcelo” para comer en un wok. Para todas ellas era su primera vez. Tras los titubeos iniciales –lógicos, por otra parte- se familiarizaron rápidamente con el sistema de autoservicio e hicieron gala de una adecuada “CAPACIDAD DE ELECCIÓN”. 

De eso iba la experiencia:
-         De promover la autonomía funcional (activar la movilidad)
-         De incentivar la libre elección a partir del estímulo de nuevas texturas y sabores.

El resultado: todo un éxito. Ser testigo de las reminiscencias generadas y de la alegría de sus rostros no tiene precio. Basten estas imágenes como "botón de muestra".