Las personas que vivieron la
postguerra y, no en el peor de los casos, sus “cartillas de racionamiento” suelen
ser personas muy agradecidas a la hora de disfrutar de los nuevos estímulos y
experiencias que acompañan a los periodos de bonanza.
Si les preguntamos a muchas personas
mayores por las claves para aceptar su pasado, vivir su presente y afrontar su
futuro sin “agobios” suelen utilizar la palabra “conformarse”.
Particularmente, a mí no me gusta este
término; por eso, solemos acabar consensuando que el concepto más adecuado es el de
“serenarse”.
Los jóvenes, por inconformistas, solemos
vivir las encrucijadas de manera poco serena… Y ello va en claro detrimento
directo de la salud. Vivimos las elecciones como “renuncias” más que como
“opciones”.
El pasado 29 de diciembre tuve ocasión de acompañar a un
grupo de personas mayores de la Residencia “Cardenal Marcelo” para comer en un
wok. Para todas ellas era su primera vez. Tras los titubeos iniciales –lógicos,
por otra parte- se familiarizaron rápidamente con el sistema de autoservicio e
hicieron gala de una adecuada “CAPACIDAD DE ELECCIÓN”.
De eso iba la experiencia:
-
De promover la autonomía funcional (activar la movilidad)
-
De incentivar la libre elección a partir del estímulo de nuevas texturas y
sabores.
El resultado: todo un éxito. Ser testigo de las reminiscencias generadas y de la alegría de sus rostros no tiene precio. Basten
estas imágenes como "botón de muestra".